Yunerki Ortega, uno de los atletas que se fugó de la delegación cubana tras Santiago 2023, hoy ya es chileno y sueña con los JJOO Los Ángeles 2028. Pero en medio de su nueva felicidad, la distancia con su hija sigue doliendo.

Por Natalia Cáceres y Alejandro Rodríguez

Dejar atrás a su hija y a su madre fue, en sus propias palabras, lo más difícil que ha vivido. Yunerki Ortega (a la izquierda en la foto que ilustra esta nota y quien perdió la vista a los 15 años), hoy seleccionado nacional de paratriatlón en Chile, tenía claro que su decisión no sería fácil, pero estaba convencido de que era el único camino para poder encontrar un futuro mejor. 

Su vida en Cuba estuvo marcada por sacrificios y entrenamientos duros en condiciones precarias, escasos recursos y una realidad económica que lo obligaba incluso a vender cosas en la calle, a pesar de sus logros como medallista parapanamericano y finalista paralímpico. El contraste con la vida de sus rivales en otros países lo llevó a tomar una decisión definitiva. Si clasificaba a Santiago 2023, se fugaría de su delegación y se quedaría en Chile. Y así nomás fue.

El escape fue casi cinematográfico. Vigilado por la comitiva centroamericana, Yunerki logró salir gracias a la ayuda de un amigo mexicano y el apoyo de la comunidad del país caribeño en Chile. Pasó por momentos muy duros, incluso durmió en la calle,  hasta que poco a poco su vida comenzó a ordenarse. Hoy, ya nacionalizado chileno gracias a la gestión de la diputada Erika Olivera, vive en el Centro de Alto Rendimiento (CAR) y se dedica 100% al deporte.

Su meta está clara: Yunerki Ortega quiere llevar por primera vez el paratriatlón chileno a unos Juegos Paralímpicos (Los Ángeles 2028). Para eso entrena a diario y busca apoyo. “Es un deporte muy caro y hoy no tengo auspiciadores. Ojalá esta historia llegue a quienes quieran apoyarme para cumplir este sueño”, dice el deportista en diálogo con PostData, con la convicción de que su esfuerzo es también un legado para su hija y su madre.

-Yunerki, ¿cómo era su vida cotidiana como deportista en Cuba?
-Muy sacrificada. No teníamos piscinas temperadas ni las condiciones adecuadas, pero entrenábamos igual, dos veces al día en el agua y una en el gimnasio. A pesar de ser medallista parapanamericano y finalista paralímpico, no me alcanzaba lo que ganaba, así que tenía que salir a vender cosas para sobrevivir.

¿Qué fue lo más duro de tomar la decisión de quedarse en Chile?
-Dejar a mi hija y a mi madre. Mi hija cumple 10 años ahora y no la veo desde antes de venirme. Al principio, cuando la noticia de que me fugué se hizo pública en Cuba, en su colegio le prohibieron hablar de mí o mostrar fotos mías. Eso fue muy duro. Hoy hablo con mi mamá todos los días, pero con mi hija es más difícil, porque vive en un zona rural y la señal es más mala. Con ella converso dos días a la semana.

¿Cómo fueron los días previos a Santiago 2023?
-Tomé la decisión mucho antes de venirme a Chile. Yo estuve fuera de la selección cubana entre 2020 y 2023, ya no quería competir más con ellos, les dije que no estaba interesado. Y cuando decidí ir de vuelta, dije: «Si clasifico a Santiago 2023, me quedo en Chile».

Imagino que pensar en abandonar Cuba fue un proceso largo, no fue de un día para otro…
-Siempre tuve la idea de abandonar la delegación de Cuba, desde los Juegos Parapanamericanos Guadalajara 2011, pero nunca la pude llevar a cabo. Mi mamá me decía que qué iba a hacer, que yo no veía y que iba a ser complicado. Ella me quitaba las ideas.

Yunerki Ortega busca auspicios para hacer historia con Chile

¿Y qué lo motivaba a tener esa idea?
-Lo que pensaba era que yo era campeón parapanamericano y no tenía nada, no tenía casa y no tenía alimentación. Teniendo los resultados que tenía, vivía en precarias condiciones en Cuba y veía a atletas de otros países, con menos resultados que yo, que vivían como personas. Yo decía: «Tengo que buscar algo mejor para mí y que mi esfuerzo y profesión se vean recompensados». Hoy quiero que todo eso pase en Chile. Me siento fuerte aún y puedo lograr buenos resultados para este país.

¿Cómo logró escapar de la delegación cubana en Santiago 2023?
-Fue un proceso muy tenso. El día de mi competencia ya me estaban vigilando y no pude salir, así que al día siguiente, con la ayuda de un amigo mexicano, esperé el momento en que el guardia de la delegación se distrajo y pude escapar. Salí con ropa de calle, tomé un bus con otra delegación y después un taxi. Esos 15 minutos esperando el taxi fueron los más largos de mi vida. De ahí en adelante viví una verdadera odisea. Viví con una persona, dormí varios días en la calle y trabajé en Puente Alto. Por suerte, ya todo eso pasó y estoy dedicado 100% al deporte.

-Hoy se dedica 100% al deporte, vive en el CAR y está becado, pero también le urge contar con auspiciadores…
-Es lo que más necesito ahora. El paratriatlón es un deporte muy caro, se requieren implementos, suplementos, bicicletas y zapatillas. Entrenamos a puro corazón, pero es difícil sin apoyo. Ojalá alguna empresa o institución quiera ayudarnos a llegar a Los Ángeles 2028.